Ellos... Nosotros?

El día recién comenzaba, no eran más de las 10 de la mañana, y a él se le notaba en la cara de dormido cuando entró al bar en el que yo estaba.
Miró al rededor, entre las mesas, y al fondo, como si estuviese buscando algo que dudaba encontrar.
Cruzamos una mirada corta, no había nadie más en el bar, solo un viejito americano que charlaba con el mozo, sentado en la barra. El me sonrió con labios tristes y se sentó en una mesa junto a la ventana. Pocos minutos después, levanto la cabeza al escuchar la puerta abrirse, y su sonrisa triste re-apareció a la vez que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Una chica joven aparecía por la puerta, con cara de frustración y negatividad. El se paraba para correrle la silla, y ella comenzaba a quejarse sin agradecerle ni tomarlo en cuenta...
_Este calor de mierda me tiene podrida... ¿A vos te parece tan temprano y ya estar transpirando? No veo la hora de irme de acá, te lo juro.
_Hola Negri, bien gracias, sí, sentate no hay problema.
_Hola hermoso, perdoname, estoy ansiosa y ya no me banco más nada¿hace mucho que esperás?
_Mas o menos, media hora... 45 minutos...
Su mirada era desesperada, como buscando palabras para acercarse a ella.
_Bueno... llegó el día.
_¿Porqué te tenés que ir? después de lo que nos costó volver a estar juntos... estás tirando a la basura un mundo de ilusiones.
Sus ojos me transmitían tristeza, sea quien esa esa chica que acababa de llegar, no estaba entendiendo que el la necesitaba. Hasta yo, que me sentí atraída por su cara de pibe tierno, pero no conozco ni su nombre, puedo ver que él está desesperado.
_Gordo, ya hablamos de esto, nunca me vas a entender, yo te propuse que te vengas conmigo, no quisiste. Ahora es MI momento de ser libre, vos ya tuviste el tuyo.
_Pero yo tengo una familia! Por más que me muera de ganas de irme de acá, tanto o incluso más que vos, no te puedo seguir, tengo responsabilidades.

Ella lo miraba, de la nada, aún en silencio, estiró su mano y la entrelazó con la de el. Observando sus manos, y luego su rostro, sus cuerpos... llego a la conclusión de que él es mas grande, de unos 25 o 30 años y ella no podía tener más de 20, tal vez aún era menor de edad, eso no me sorprendería.
_Decime que pensás, por favor!!!
_Nada lindo, no sé, yo a vos te entiendo, no te juzgo. Me duele que esa te tire más que yo, pero te respeto. Solo te pido que me entiendas vos a mi, y que me apoyes, no me trabes.
_No es solo ella, tengo un hijo, un trabajo, una casa, es...
_Bueno, basta. No quiero que me expliques nada, no vine para eso, quiero que queden bien las cosas. Sos mi hermano ¿Te pensás que no me duele esto? Tu hijo es mi sobrino, mi ahijado, y el amor de mi vida, y aunque sea una turra, tu mujer es ni más ni menos que mi cuñada. Yo a vos te adoro y te voy a extrañar horrores, pero yo vivir acá no lo aguanto ni un día más.
Con extremado esfuerzo, él le volvió a sonreír, y una lágrima le rozó la mejilla, se veía reflejado en su hermanita menor, o mejor dicho, la veía a ella reflejada en el. Parecía ayer cuando se tuvieron que separar por dos años porque él mismo decidía cambiar de país, era su momento de dejarla crecer, y respetarla con cariño a lo lejos. Al fin y al cabo, la cosa era de sangre, la nena buscaba su camino, y el estaba seguro que por eso llegaría a ser una mina de primera.